Si el resultado no es del todo satisfactorio, se tomarán mayores precauciones o, directamente, se buscará a un tercero. Por muchas razones (premura de tiempo, recursos insuficientes, análisis superficial, simpatía del comercial…) nuestras evaluaciones no suelen ser del todo fiables.

Buscar información por internet a veces incluso complica más la situación: hay muchos datos, pero muy dispersos, por lo que localizarlos depende, en última instancia, de la habilidad de la persona que realiza la búsqueda. Y resumirlos de forma eficiente e inteligible tiene su aquel. Como resultado, los procesos de negociación, incluso estando bien gestionados, consumen recursos escasos de por sí, se alargan en el tiempo e incluyen garantías impropias.
Normalmente somos conscientes de esa limitación y pedimos recomendaciones y opinión a aquellas personas de las que nos fiamos, recomendaciones que, por lo demás, no siempre son acertadas. Tras estas reflexiones, concluyen lo útil que resultaría disponer de una medición objetiva, imparcial e independiente que facilitara y agilizara estos procesos de evaluación.